Entre las páginas del álbum familiar de mi infancia siempre hubo una foto que no era nuestra. 
Alguien la había encontrado en la calle y, al verla huérfana, la había recogido  e integrado en nuestro álbum.
A base de verla, la hicimos nuestra. 
Aquel  paisaje, aquella escena, se volvió parte de nuestra memoria y nuestro pasado.  
Algunos acabaron inventando, involuntariamente, todo un día de verano a partir de ella. Otros, con el tiempo, negaban categóricamente que aquella vivencia fuera de otra familia.
La memoria, que puede generar, crear, recrear, mezclar, confundir, inventar, triturar, batir y volver a recrear recuerdos, lo tuvo fácil.


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